Qu Beneficios Te Brinda La EducacióN Basada En Competencias?
César
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Ventajas de la formación por competencias Desarrollan las capacidades de adaptación al cambio y habilidades de razonamiento. Facilitan la comprensión y análisis de situaciones complejas: solución de problemas en diferentes contextos.
¿Cuál es el objetivo de la educación por competencias?
Evaluación educativa La enseñanza por competencias Teaching by competences Antonio Valiente Barderas y Carlos Galdeano Bienzobas* * Facultad de Química. UNAM. Ciudad Universitaria.04510 México, D.F. Correo electrónico: [email protected] Recibido: 9 de mayo de 2008; aceptado: 11 de noviembre de 2008.
Abstract The phenomenon of globalization is a fact that cannot be denied; as a general context it is imposed in all parts of society. At the moment, the education for competences is clearly a tendency in the entire world, which extends to most of the educational institutions. Its command in education requires to be studied to know about it and to understand it, besides identifying the options for its implementation and to choose the type that can be monitored to the historical characteristics of the institutions.
In the literature on competences there are wide range of definitions that respond to different necessities and philosophies. The model of comprehensive professional competences set three levels of them: basic, generic and specific competences. Keywords: teaching, professional competences.
Introducción Este trabajo pretende ser el primero de una serie en los que se aborda el tema de la educación por competencias aplicado a la enseñanza de la química y con énfasis principal a la enseñanza de la ingeniería química, para que sirva de apoyo a aquellas instituciones que están planteándose el cambio en sus currículos.
A medida que el proceso de globalización de las economías se va extendiendo e imponiendo, el cambiante mundo de la economía y el trabajo pone énfasis en controlar y elevar la calidad de la producción y de las mercancías, lo cual requiere a la vez mejorar la productividad de los recursos humanos involucrados.
Una consecuencia de esto ha sido el debate acerca de los mecanismos con los que las instituciones educativas forman los recursos humanos y la necesidad de revisar los contenidos y los métodos de enseñanza. Uno de los conceptos que se utiliza hoy en relación con la educación es el de las competencias.
Las competencias aparecieron primeramente relacionadas con los procesos productivos de las empresas, particularmente en el campo tecnológico. Inglaterra y Alemania buscaron precisar los requisitos que debían cumplir las personas que aspiraban a obtener una certificación oficial para ejercer los oficios.
- Para ejercerlos se debían tener conocimientos especiales, que aplicados correctamente facultaban a una persona para desempeñarse perfectamente en un oficio.
- Con los años ese concepto (el de las competencias) se amplió hasta tocar el ámbito de la educación y desde hace al menos veinte años está transformando la forma en que se enseña desde la primaria hasta el nivel profesional.
El propósito de la educación basada en normas de competencias es proporcionar educación técnica y capacitación a los trabajadores, así como combinar la educación y el trabajo. Desde el punto de vista laboral se reconoció que las cualidades de las personas para desempeñarse productivamente en una situación de trabajo, no sólo dependían de las situaciones de aprendizaje escolar formal, sino también del aprendizaje derivado de las experiencias en situaciones concretas de trabajo.
Este tipo de educación, además de reconocer los estudios escolares formales, también reconoce los conocimientos, habilidades y destrezas adquiridos fuera de las aulas. Por ello no bastan los diplomas, títulos o certificados, para calificar a una persona como competente laboral o profesionalmente. Al pasar a la educación universitaria el modelo por competencias cuestiona la suficiencia de los títulos universitarios y técnicos y plantea que es más importante poseer competencias para la solución de problemas específicos que tener una preparación en lo abstracto y general (González Romero, 2005).
Pero ¿qué son las competencias? Probablemente una fuente de confusión con respecto a las competencias, es que son conceptos muy amplios y difusos. De hecho, las competencias combinan en sí algo que los psicólogos tienden a separa a sabiendas de lo artificial de la separación: lo cognoscitivo (conocimientos y habilidades), lo afectivo (motivaciones, actitudes, rasgos de la personalidad), lo psicomotriz o conductual (hábitos y destrezas) y lo psico-físico (sensorial, por ejemplo, la visión, la audición, lo olfativo).
Por ello, las definiciones de competencia constituyen una verdadera legión, de la que a continuación citaremos algunas. Spencer y Spencer (1993) consideran que es “una característica subyacente de un individuo, que está causalmente relacionada con un rendimiento efectivo o superior en una situación o trabajo, definidos en términos de un criterio.
Son por tanto formas de pensar o comportarse y generalizables de una situación a otra, y que se mantienen durante un tiempo razonablemente largo”. Rodríguez y Feliù (1996) las definen como “Conjuntos de conocimientos, habilidades, disposiciones y conductas que posee una persona y que le permiten la realización exitosa de una actividad”.
Ansorena Cao (1996) indica que “Es una habilidad o atributo personal de la conducta de un sujeto, que puede definirse como característica de su comportamiento, y, bajo la cual, el comportamiento orientado a la tarea puede clasificarse de forma lógica y fiable.” Woodruffe (1993) las plantea como “Una dimensión de conductas abiertas y manifiestas, que le permiten a una persona rendir efectivamente”.
Le Boterf (2001) las define como “Un saber combinatorio, siendo el centro de la misma el aprendiz, que constituye la competencia a partir de la secuencia de las actividades de aprendizaje que movilizan múltiples conocimientos especializados”. De Lasnier (2000) indica que “una competencia es un saber hacer complejo, resultado de la integración, movilización y adecuación de capacidades y habilidades (cognitivas, afectivas, psicomotoras o sociales) y de conocimientos utilizados eficazmente en situaciones que tengan un carácter común (situaciones generales, no generalizables a cualquier situación”.
- Y por último el proyecto Tuning (2001) señala que “las competencias tienden a transmitir el significado de lo que la persona es capaz de o es competente para ejecutar, el grado de preparación, suficiencia o responsabilidad para ciertas tareas”.
- Del análisis de las anteriores definiciones se puede concluir que las competencias podrían definirse como la “interacción de un conjunto estructurado y dinámico de conocimientos, valores, habilidades, actitudes y principios que intervienen en el desempeño reflexivo, responsable y efectivo de tareas, transferibles a diversos contextos específicos”, ya que las competencias: 1.
Son características permanentes de la persona.2. Se ponen de manifiesto cuando se ejecuta una tarea o se realiza un trabajo.3. Están relacionadas con la ejecución exitosa en una actividad, sea laboral o de otra índole.4. Tienen relación causal con el rendimiento laboral, es decir, no están solamente asociadas con el éxito, sino que se asume que realmente lo causan.5.
- Pueden ser generalizables a más de una actividad.6.
- Combinan aspectos cognoscitivos, afectivos, psicomotrices y sociológicos.
- Competencias en la educación Se puede considerar que el término “competencias” ingresa al ámbito educativo desde dos áreas diferentes.
- Por un lado, este concepto es rebautizado por las teorías de la comunicación a partir de los estudios de lingüística y el uso del lenguaje realizado por Noam Chomsky (1965).
El concepto de competencias para Chomsky tiene que ver fundamentalmente con la capacidad verbal con que cuenta un sujeto ya que utiliza ese concepto refiriéndose en particular a las capacidades y conocimientos lingüísticos que debe tener un hablante-oyente ideal perteneciente a una comunidad lingüística homogénea, y que le permite producir y reconocer los enunciados gramaticalmente válidos o no (Sierra y Vanegas, 2002).
Por otro lado, este concepto es utilizado en el mundo empresarial a partir de las propuestas de la “reingeniería”, uniendo las destrezas del saber-hacer con la capacidad empresarial de competir, esto es, de ganarle a otros competidores en la capacidad de producir rentabilidad (Barbero, 2003). De esta forma, mientras la lingüística asocia el concepto de competencias a la idea de destreza intelectual, y ésta a la de innovación, y por lo tanto a la creatividad, en el mundo de la reingeniería se habla de las destrezas que generan riqueza y competitividad.
El uso de las competencias en la educación se empleó desde los años treinta en los Estados Unidos cuando se propuso la educación basada en normas de competencias (Posada, 2004). Más tarde en los años sesenta tanto en los Estados Unidos como en Inglaterra se utilizó el concepto de competencias laborales para el entrenamiento de obreros empleando técnicas conductistas.
En el ámbito empresarial la formación por competencias, que es apremiante, emplea un enfoque funcional, el que plantea la importancia de los conocimientos, aptitudes y actitudes como pilares básicos de la competencia (a los que se ha llamado componentes estructurales) y los que se deben estimular a fin de logar un desempeño efectivo en la producción.
Las teorías modernas se apoyan en el enfoque dinámico, que vincula el concepto de competencia más al funcionamiento de la persona en el contexto de su actuación (perseverancia, flexibilidad, autonomía, responsabilidad) que a la simple enumeración de cualidades o atributos (aptitudes, actitudes, conocimientos, habilidades) que la hacen apta para un eficiente desempeño.
La necesidad de la flexibilidad como cualidad funcional de la competencia profesional del sujeto para lograr un desempeño exitoso en diferentes situaciones, es resaltada en la definición de “profesional competente” que se ofrece en el glosario del documento “Análisis Ocupacional y Funcional del trabajo” (IBERFOP-OEI, 1998).
Así, se plantea: “Competente: Persona que posee un repertorio de habilidades, conocimientos y destrezas y la capacidad para aplicarlas en una variedad de contextos y organizaciones laborales.” La anterior definición integra, en alguna medida, los aspectos estructurales y funcionales inherentes a las competencias, ya que aunque enfatiza los atributos constitutivos de la competencia, deja entrever su utilidad para el desempeño en situaciones contextuales disímiles.
La complejidad de las competencias en las profesiones se debe al carácter multidimensional de éstas y la forma en que el sujeto las proyecta. En este contexto, uno de los sentidos de las competencias es la capacidad de movilizar varios recursos para hacer frente a una situación. Características de las competencias Las competencias profesionales se obtienen, durante la formación, pero también mediante la actuación cotidiana del profesionista que lo lleva de una situación de trabajo a otra.
El eje principal de la educación por competencias es el desempeño del individuo, entendido éste como “la expresión concreta de los recursos que pone en juego la persona cuando lleva a cabo una actividad, y que pone énfasis en el uso o manejo que el sujeto hace de lo que sabe, no del conocimiento aislado y en condiciones en las que el desempeño de la persona sea relevante”.
Un rasgo esencial de las competencias es su relación entre la teoría y la práctica. En las competencias la práctica delimita la teoría necesaria ya que la relación entre las condiciones y demandas de las situaciones concretas en el trabajo (práctica) con las necesidades de sistematización de la impartición de conocimientos (teoría), es más significativa para el individuo si la teoría cobra sentido a partir de la práctica; es decir, si los conocimientos teóricos se abordan en función de las condiciones concretas del trabajo y si se pueden identificar con situaciones específicas.
Desde esa perspectiva, lo importante no es la posesión de determinados conocimientos, sino el uso que se haga de ellos. Este criterio obliga a las instituciones educativas a replantear lo que comúnmente han considerado como formación. Actualmente en algunas instituciones se plantea que la formación promovida no sólo debe diseñarse en función de la incorporación del sujeto a la vida productiva a través del empleo, sino más bien, a partir de una formación profesional que además de promover el desarrollo de ciertas habilidades, conocimientos, actitudes, aptitudes y valores, considere también los criterios del desempeño profesional que están normados por los colegios de profesionales o asociaciones relacionadas, así como la cultura del lugar de trabajo y las vinculaciones empresa-universidad.
La educación por competencias debe dar sentido a los aprendizajes al basarse en la resolución de problemas o proyectos y acercan al estudiante a la realidad en la que debe actuar. Debe hacer a los estudiantes más eficaces al permitir que se distinga entre lo que es esencial y al establecer nexos entre los conceptos.
Debe inducir a la adquisición de aprendizajes ulteriores ya que los estudiantes deben poseer estrategias que les permitan gestionar nuevos aprendizajes y suplir la obsolescencia de los saberes adquiridos en su entrenamiento. De este modo, un currículo por competencias profesionales integradas que articula conocimientos globales, conocimientos profesionales y experiencias laborales, se propone reconocer las necesidades y problemas de la realidad.
- Tales necesidades y problemas se definen mediante el diagnóstico de las experiencias de la realidad social, de la práctica de las profesiones, del desarrollo de la disciplina y del mercado laboral.
- El modelo de las competencias profesionales integrales establece tres niveles: las competencias básicas, las genéricas y las específicas.
Las competencias básicas son las capacidades intelectuales indispensables para el aprendizaje de una profesión; en ellas se encuentran las competencias cognitivas, técnicas y metodológicas, muchas de las cuales son adquiridas en los niveles educativos previos (por ejemplo el uso adecuado de los lenguajes oral, escrito y matemático).
- Las competencias genéricas son la base común de la profesión o se refieren a las situaciones concretas de la práctica profesional que requieren respuestas complejas.
- Las competencias específicas son la base particular del ejercicio profesional y están vinculadas a condiciones específicas de ejecución.
Las competencias se pueden desglosar en unidades de competencia, que describen acciones específicas a alcanzar, las cuales deben ser identificables en su ejecución. Las unidades de competencia tienen un significado global y se les puede percibir en los resultados o productos esperados, lo que hace que su estructuración sea similar a lo que comúnmente se conoce como objetivos; sin embargo, no hacen referencia solamente a las acciones y a las condiciones de ejecución, sino que su diseño también incluye criterios y evidencias de conocimientos y de desempeño.
- La agrupación de diferentes unidades de competencia en grupos con clara configuración curricular da cuerpo a las mismas competencias profesionales.
- Una vez establecidos los niveles de competencia, las unidades de aprendizaje (asignaturas) se articulan en relación a la problemática identificada a través de las competencias genéricas o específicas y a partir de las unidades de competencia en las que se desagregan.
Para fines prácticos de análisis es necesario desagregar los saberes implicados en saberes prácticos, saberes teóricos y saberes valorativos. Los saberes prácticos incluyen atributos tales como los saberes técnicos, que consisten en conocimientos disciplinares aplicados al desarrollo de una habilidad, y los saberes metodológicos, entendidos como la capacidad o aptitud para llevar a cabo procedimientos y operaciones en prácticas diversas.
- Por su parte, los saberes teóricos definen los conocimientos teóricos que se adquieren en torno a una o varias disciplinas.
- Finalmente, los saberes valorativos incluyen el querer hacer, es decir, las actitudes que se relacionan con la predisposición y motivación para el autoaprendizaje, y el saber convivir, esto es, los valores asociados a la capacidad para establecer y desarrollar relaciones sociales.
Bajo ese punto de vista, para determinar si un profesionista es competente o no, deben tomarse en cuenta las condiciones reales en las que se desempeña, en lugar del cumplimiento formal de una serie de objetivos de aprendizaje (materias) que en ocasiones no tienen relación con el contexto de trabajo.
- Por ello la obtención de competencias requiere su comprobación en la práctica mediante los cumplimientos de criterios de desempeño claramente establecidos (Urzúa y Garritz, 2008).
- Conclusión La propuesta de la educación profesional por competencias integrales implica replantear la relación entre la teoría y la práctica.
Los modelos educativos basados en competencias profesionales implican la revisión de los procedimientos de diseño de los objetivos educativos, de las concepciones pedagógicas que orientan las prácticas centradas en la enseñanza, así como de los criterios y procedimientos de evaluación.
El modelo de competencias integradas intenta formar profesionistas que conciban el aprendizaje como un proceso abierto, flexible y permanente, no limitado al período de formación escolar. En consecuencia, esta perspectiva promueve la combinación del aprendizaje académico con las prácticas profesionales; este proceso se denomina formación en alternancia e implica integrar la capacitación en ámbitos reales con la formación en las aulas.
La vinculación de la educación con situaciones reales de trabajo y de la vida profesional es otra de las características de la educación por competencias profesionales integradas. La competencia profesional es un saber hacer complejo que exige unos conjuntos de conocimientos, habilidades, actitudes, y valores que garantizan la bondad y eficiencia de un ejercicio profesional responsable y excelente.
La competencia profesional se adquiere, se moviliza y se desarrolla continuamente; está en la mente del individuo, es parte de su acervo intelectual y humano, pero lo más importante no es su posesión, sino el uso que se haga de ella. Debe señalarse también que el mundo globalizado y cambiante exige una actitud flexible del individuo, pues lo que pudiera considerarse competente en unas condiciones determinadas, puede no serlo en condiciones diferentes.
Uno de los conceptos que mejor explica el alcance de las reformas educativas a nivel nacional e internacional es el de aprendizaje a lo largo de la vida, con el que se reconoce y fomenta la posibilidad de que las personas aprendan durante toda su vida, desde que nacen hasta que mueran, de manera intencionada y planificada.
- El aprendizaje a lo largo de la vida implica una noción integrada del aprendizaje en los ámbitos formal, no formal e informal, y el acercamiento entre el mundo educativo y el laboral, en busca de sinergias de desarrollo.
- De estas sinergias se desprenden, a su vez, otros dos conceptos de primera importancia, consistentes con el aprendizaje a lo largo de la vida: el de la Competencia, y el de Educación basada en competencias.
En artículos próximos se abordará el tema de las compe tencias básicas, genéricas y específicas en relación con las carreras de la química y en especial con la enseñanza de la ingeniería química. Bibliografía Ansorena Cao, Alvaro, 15 casos para la selección de personal con éxito, Barcelona Paidos Empresa, 1996.
- Barbero, Jesús Martín, Saberes hoy, Revista Iberoamericana de Educación, 32, 2003.
- Chomsky, Noam, Aspects of the Theory of Syntax, MIT, 1965; traducido como Aspectos de la teoría de la sintaxis, Barcelona, Gedisa,1999.
- De Lasnier, Francois, Réussir la formation par compétences, Montreal, Guérin, 2000.
González Romero, César Ricardo, Opinión de los empleadores en relación con los egresados de la carrera de Ingeniería Química de la Facultad de Química de la UNAM, Tesis, Facultad de Química, UNAM, México, 2005. IBERFOP-OEI, Programa iberoamericano para el diseño de la formación profesional, Cinter/Oit, Madrid, 1998.
Le Boterf, G., De la competénce, París, Les Editions d’Organisation, 2001. Proyecto Tuning, Universidad de Groningen (Países Bajos), consultado en la URL http://www.let.rug.nl/TuningProject/index.htm Posada, Alvarez Rodolfo, Formación superior basada en competencias, interdisciplinaridad y trabajo autónomo del estudiante, Revista Iberoamericana de Educación, 2004.
Sierra, G., Vanegas, N., Construcción del discurso, Bogotá. Escuela de Administración de Negocios, EAN, 2002. Spencer, L.M. y Spencer, S.M., Competente at work, New York, John Wiley & Sons, 1993. Rodríguez, T., Nelson, Feliz S., Pedro, Curso básico de psicometría, 1996.
¿Qué aporta al alumno la formación por competencias?
El aprendizaje por competencias es ‘lograr que nuestros estudiantes sean capaces de llevar el conocimiento a la realidad que les rodea, que aprendan de manera práctica los propios contenidos teóricos que les corresponda en todas las áreas’.
¿Qué ventajas y actitudes exige el aprendizaje basado en competencias?
Características y diferencias respecto a la enseñanza tradicional – La educación por competencias sugiere grandes innovaciones respecto a los planes de estudio más tradicionales que ya han quedado obsoletos. Entre las principales se encuentran las siguientes:
El aprendizaje (y el paso a otro nivel) se mide por el dominio real que el alumno demuestra y no por los conocimientos teóricos, la capacidad de memorización o el tiempo sentado frente al pupitre. Cada estudiante sigue su propio ritmo y recibe apoyo personalizado. Las técnicas y los ambientes de aprendizaje son innovadores y diversos. La enseñanza siempre ha de estar conectada al mundo real y a sus aplicaciones prácticas en el día a día. Los estudiantes no solo adquieren conocimiento sino también habilidades para aplicarlo (como la mentalidad de crecimiento o la capacidad de autorregularse). Las evaluaciones son significativa s para educadores y alumnos. El objetivo es que los estudiantes realmente tengan las competencias que necesitarán para servir a las demandas de la sociedad. Hay múltiples caminos para demostrar lo aprendido. Se busca favorecer la motivación de cada alumno potenciando además su autoestima y autoeficacia. Más allá de los conocimientos académicos, el objetivo es que los estudiantes adquieran valores y destrezas útiles para la vida, como la resolución de problemas o el trabajo en equipo.
El alumno que va adquiriendo competencias en lugar de adquirir solamente conocimientos está rodeado de un proceso de aprendizaje continuo. Por ejemplo, para avanzar un curso académico, es necesario que demuestre que domina de verdad diferentes áreas concretas.
Aportan flexibilidad para todo tipo de alumnos, sin importar sus antecedentes de conocimiento o niveles de alfabetización. Con ella se elimina el sesgo y se logra la equidad. Los alumnos terminan estando mejor preparados y adquieren las habilidades necesarias para lograr tener éxito como adultos. Los alumnos aprenden a aprender a ser mejores estudiantes y a asumir las responsabilidades de su educación.
¿Qué es una educación basada en competencias?
Las competencias surgen como un nuevo concepto que aporta a la enseñanza una perspectiva de formación integral. En este artículo te damos 7 ideas sobre la enseñanza basada en competencias. ¿Cómo se definen las competencias clave? ¿Qué cambios plantean para la mejora de los modelos existentes? Las competencias son un concepto que se ha convertido en un elemento clave para aplicar a la enseñanza una perspectiva de formación integral, dejando así a un lado los objetivos educativos basados en la memorización de unos determinados conceptos teóricos.
Trabajar por competencias no quiere decir olvidarse de los conocimientos, ya que éstos son necesarios para trabajar las habilidades. Cualquier acción competente necesita utilizar conocimientos, que se interrelacionan con las habilidades y actitudes para poder aplicarse en situaciones y problemas reales.
El formato de las asignaturas no es contrario al aprendizaje por competencias, pero sí que implica un enfoque diferente, que ponga el foco en la habilidad adquirida y no en el contenido. Además, crear un área metadisciplinar permite abordar la enseñanza de aquellas competencias que no tienen el soporte de una disciplina científica.
Los contenidos deben plantearse desde su funcionalidad, es necesario que tengan sentido para el alumno, que éste pueda entender su utilidad. Así, los contenidos trabajados deberían aplicarse sobre hechos reales o cotidianos próximos a la realidad del alumnado.
Las metodologías para trabajar las competencias pueden ser muy variadas, pero todas tienen en común la transversalidad de los contenidos. Algunas de estas metodologías son: el aprendizaje basado en problemas, los centros de interés, role-playing y simulaciones, investigación en el medio, aprendizaje-servicio
Las actividades deben estar orientadas a favorecer la motivación del alumnado, teniendo siempre en cuenta su desarrollo competencial actual y planteando retos abordables para cada estudiante, que despierten su interés y ganas de aprender. Además, no debemos olvidar potenciar la autoestima y el autoconcepto de los alumnos en el desarrollo del aprendizaje.
Al trabajar de forma competencial en el aula, es importante que el alumnado realice una reflexión sobre su propio aprendizaje, Que recapacite sobre lo que hace, que sea capaz de elaborar los argumentos que lo justifiquen, y que sepa explicar las razones que le han llevado a su toma de decisiones.
Por tanto, la evaluación por competencias plantea que no debemos prestar únicamente atención a la adquisición de contenidos teóricos, sino también al aprendizaje y adquisición de valores y destrezas que serán útiles para la vida del estudiante, como el trabajo en equipo o la resolución de problemas. Ello implica además disponer de los medios específicos de evaluación para cada uno de los componentes de la competencia.
En la actualidad, el Sistema Educativo Español enumera 7 competencias clave: comunicación lingüística, competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología, aprender a aprender, competencia digital, competencia social y cívica, sentido de la iniciativa y espíritu emprendedor, y conciencia y expresiones culturales.
Si te interesa profundizar más en este tema y te has quedado con ganas de más información, te recomendamos el libro “11 ideas clave. Cómo aprender y enseñar competencias”, de Antoni Zabala y Laia Arnau.
¿Qué importancia tiene el enfoque por competencias en la formación docente?
El enfoque de las competencias posibilita gestionar la calidad de los procesos de aprendizaje de los estudiantes mediante dos contribuciones: evaluación de la calidad del desempeño y evaluación de la calidad de la formación que brinda la institución educativa.
¿Qué ventajas y desventajas consideras tiene el modelo de educación basada en competencias?
Un modelo de aprendizaje basado en competencias es un enfoque educativo cuya atención se centra en el proceso mismo, y que apunta a aquello que se adquiera en la escuela, sirva para la vida. Además, este modelo se apoya en tres pilares fundamentales: el proceso, lo significativo de los contenidos y la práctica situada, puesto que, nada se enseña porque sí, sino que todo se hace en relación con ciertas habilidades que se desean desarrollar.
- LAS VENTAJAS: Desarrollan las capacidades de adaptación al cambio y habilidades de razonamiento.
- Contribuyen a la toma de decisiones estratégicas Estimulan la creatividad, la innovación y la potencialidad que tiene el ser humano.
- Facilitan la comprensión y análisis de situaciones complejas: solución de problemas en diferentes contextos.
DESVENTAJAS: El plan de estudios debe contar con varias competencias claves que se deberán determinar y definir para cada clase. Ayudar a los alumnos que no dominen todas sus capacidades para prepararlos y avancen a la siguiente etapa. Los maestros deben estar al pendiente del progreso de los niños y asegurarse de que construyan un conocimiento correcto.
¿Qué desarrollan las competencias?
Las competencias se definen como la capacidad personal para desarrollar la carrera profesional de manera exitosa, es una combinación de tres elementos: conocimiento, habilidad y actitud.
¿Que se desarrollan las competencias?
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA Formación y desarrollo de competencias en la educación superior cubana Competence-based training and development in the cuban higher education Nancy Montes de Oca Recio, I Evelio Felipe Machado Ramírez II I Doctora en Ciencias Pedagógicas.
Máster en Investigación Educativa. Profesora Titular. Universidad “Ignacio Agramonte y Loynaz”. Centro de Estudios de Ciencias de la Educación “Enrique José Varona”. Carretera Circunvalación Norte Km 5, Camagüey, Cuba. CP 74650. [email protected] II Doctor en Ciencias Pedagógicas y Doctor en Ciencias, Profesor Titular Centro de Estudios e Investigaciones Pedagógicas de la Cultura Física y el Deporte.
Universidad de Ciencias de la Cultura Física. A s/n entre Línea del Ferrocarril y Circunvalación Norte. Camagüey. CP 74650. [email protected] RESUMEN La formación basada en competencias es una orientación educativa que pretende dar respuestas a las necesidades de la sociedad contemporánea; el término competencia, a pesar de su amplia utilización y reconocimiento desde las Ciencias Pedagógicas, ha tenido diversas significaciones y es objeto de múltiples interpretaciones a partir de las disímiles posturas epistemológicas de los investigadores.
En el artículo fueron valoradas algunas de las propuestas realizadas en el último decenio por varios autores sobre la formación de competencias, lo cual permitió asumir posiciones acerca de esta problemática de acuerdo con los retos y problemas del contexto social, comunitario, profesional y organizacional de la universidad cubana.
Palabras clave : educación basada en competencias, formación, universidad, didáctica. ABSTRACT The competency-based learning and development is an educational orientation that seeks to respond to the needs of the contemporary society, the term “competence”, despite its widespread use and recognition from the Pedagogical Sciences with different meanings and subject to multiple interpretations given the dissimilar epistemological positions of researchers.
The article examined some of the proposals made in the last decade by several authors on competence formation that helped to assume scientific positions about this problem according to the challenges and problems of the social, community, professional and organizational of Cuban universities. Keywords : competence-based education, training, university, didactics.
INTRODUCCIÓN Actualmente se hace continua referencia a la necesidad de la formación de profesionales capaces de pensar y actuar en correspondencia con los valores más genuinos de la sociedad, competentes según los retos y tendencias que demanda el presente siglo, lo cual debe ponerse de manifiesto en las tareas y actividades que desarrollan para resolver los complejos problemas del mundo contemporáneo.
- El modelo de universidad actual 1 se caracteriza por la universalidad y la necesidad de dar respuestas a las demandas de la sociedad del conocimiento y las tecnologías en un mundo globalizado.
- En particular, la formación de profesionales se enfrenta a nuevos retos derivados del desarrollo científico- tecnológico, la expansión infinita del conocimiento y su rápida obsolescencia.
En tal sentido no sólo se ha de preparar a los estudiantes universitarios en términos del sistema de conocimientos y habilidades de las diversas disciplinas y asignaturas, sino que se ha de tener en cuenta el reto que le plantea el avance de la propia ciencia desde la perspectiva de una formación que se exprese en la flexibilidad, la sensibilidad social, la capacidad de comunicación, de hacer frente a las incertidumbres, de mostrar interés por el aprendizaje durante la vida, de comprender la dialéctica y la dinámica del mundo, del desarrollo de un pensamiento complejo que esté de acuerdo con la praxis del mundo real, para actuar con responsabilidad, creatividad y ética.
En las proyecciones de trabajo de las universidades cubanas, para el período septiembre 2011 a diciembre 2012, 2 se destacó la necesidad de formar profesionales competentes, comprometidos con la Revolución y su universidad, capaces de resolver los problemas científicos y sociales de su profesión, con alto grado de cumplimiento de sus deberes y el compromiso de educarse durante la vida para poder satisfacer los nuevos requerimientos de la sociedad de este siglo XXI.
Por tal motivo la tarea fundamental de la educación superior cubana debe ser la formación de un profesional integral, capaz de satisfacer el encargo social y las funciones que cumplen en la sociedad actual lo cual, desde la perspectiva de varios especialistas, se traduce en la formación y desarrollo de competencias como proceso complejo y multidimensional.
Esta concepción entiende al profesional como un sujeto que orienta su actuación con independencia y creatividad sobre la base de una sólida motivación profesional que le permite perseverar en la búsqueda de soluciones a los problemas profesionales, auxiliado por sus conocimientos y habilidades en una óptica ética y creativa.3 A su vez, el reordenamiento de los procesos sociales, económicos, productivos, de servicios e industriales, matizados por los altos niveles de competitividad, la dinámica relación entre el sistema educacional, la formación de los recursos humanos en correspondencia con los nuevos escenarios y el desarrollo de campos científicos integrados para la solución de problemas, constituyen otras razones que justifican un enfoque de formación y desarrollo de competencias en la educación superior cubana.
El enfoque por competencias está presente actualmente en los currículos universitarios de diversas universidades del mundo, ha llegado a ser considerado como una propuesta pedagógica importante para el cambio de las instituciones en la sociedad moderna y como un excelente medio para lograr una formación integral para toda la vida.4-6 Muchas de las propuestas que se presentan en los contextos internacionales generalmente poseen un excesivo condicionamiento de la economía y del mercado, están en peligro de convertirse en un nuevo factor de exclusión social, ya que gran cantidad de estudiantes que no poseen las competencias requeridas se ven excluidos del proceso educativo sobre la base de criterios de selección sustentados en enfoques y tendencias eminentemente funcionalistas.
Por otra parte, se asumen de forma acrítica modelos de gestión de competencias no congruentes con el contexto de aplicación, simplemente se extrapolan o trasladan de escenarios en los cuales las condiciones son diferentes. También se observa cierto desequilibrio entre los presupuestos epistémicos del enfoque de competencias que se asume y las propuestas que se generan, muchas veces se utilizan conceptos de competencias reduccionistas que no van más allá de los conocimientos o las habilidades, en ocasiones son ambiguos y poco operativos.
Lo expresado justifica la necesidad de la comprensión del significado epistémico del término competencias dependiendo del enfoque que se asuma y su coherencia con los presupuestos pedagógicos y didácticos en correspondencia con el contexto. En el artículo se valoran algunas de las propuestas realizadas por varios autores en el último decenio sobre la formación de competencias que permitan asumir posiciones fundamentadas acerca de esta problemática de acuerdo con los retos y problemas del contexto social, comunitario, profesional y organizacional de la universidad cubana.
DESARROLLO La formación basada en competencias está siendo llevada a la práctica educacional en numerosos países en todos sus niveles de enseñanza desde diferentes enfoques, los cuales muchas veces reflejan una posición particular de un autor con respecto al contenido del concepto competencia. En ese sentido, los enfoques más destacados para el tratamiento de ese concepto han sido el conductual, el funcionalista, el constructivista y el complejo.3 En el primero las competencias se subordinan esencialmente a las conductas; en el segundo, a las funciones requeridas para una actividad; en el tercero, a las situaciones, y ya en el último se valoran estas en su doble carácter transformador y adaptativo.
En correspondencia con esas concepciones, en la bibliografía 7,8 se recogen propuestas de diversas instituciones educativas que asumen de forma acrítica alguno de tales enfoques los que no siempre son coherentes con los fundamentos que declaran o se utilizan definiciones reduccionistas del término competencias, que no van más allá de los conocimientos o habilidades, lo cual demuestra cierta incoherencia entre los presupuestos epistémicos del enfoque asumido y las bases formativas del modelo educativo donde se apliquen.
Según Machado Ramírez 9 muchas de las discusiones provienen del origen del término, desde el latín competere, dio como origen en español a dos verbos, competir, en términos de rivalizar con, pugnar con; y competer, con el significado de ser propio de, incumbir. Lo cual trajo consigo que, desde el primero se originara el vocablo competitivo, y del segundo, competente.
Del griego surgió el uso de competente, como apto, adecuado, con el sentido de lograr suficiencia. Por ello el sustantivo común competencia se ha convertido en un concepto polisémico, polivalente, que da lugar a equívocos ya que puede involucrar la idea de competitivo, competente, apto, o todas ellas.
Ahora bien, desde una concepción filosófica, la relación Aristotélica entre potencia (dynamis) y acto (energéia), lleva a la relación entre competencia y actuación, por lo cual la competencia pasa inevitablemente por la acción y por una serie de actos o desempeños.9 Todo esto ha marcado la ambigüedad de su uso cotidiano en el terreno pedagógico, donde en ocasiones es asumido por los docentes como destreza, habilidad, capacidad, comportamiento, cuando en realidad son conceptos que tienen un contenido específico en la teoría del conocimiento científico que los hacen diferentes, aunque en alguna medida, se relacionen y sean complementarios los unos de los otros.
La introducción del enfoque basado en competencias en la educación superior no es solamente una nueva expresión de los resultados de aprendizaje; tiene implicaciones epistemológicas y pedagógicas que conducen a una transformación del proceso educativo, razón por la cual se hace necesario realizar un análisis de las principales concepciones para que se logre asumir una postura teórica que exprese coherencia entre el enfoque asumido y la formación integral del estudiante universitario cubano.
Al revisar la literatura científica 10,11 se observa que en su devenir histórico existe una gran diversidad de definiciones otorgadas al término competencia, lo cual, entre otras razones, se fundamenta porque el enfoque de competencias se ha venido instituyendo por la confluencia de múltiples aportes disciplinares.
Las aproximaciones a su definición ponen de relieve los diversos marcos epistemológicos y conceptuales desde los cuales se incorpora este concepto a la educación; aunque en los últimos años se han realizado cuestionamientos enérgicos sobre su origen laboral y se ofrecen propuestas en el ámbito educativo con un nuevo significado que permiten rebasar su marcado carácter funcional y ocupacional.
Autores como González, 12 Tejeda y Sánchez 13 y Tobón, 14,15 reconocen la formación y desarrollo de competencias en la Educación Superior desde una perspectiva histórico-social del desarrollo humano, entre ellos existe consenso al considerarlas como configuraciones psicológicas complejas, cualidades de la personalidad o procesos complejos que integran recursos de diferentes áreas de la personalidad (habilidades, capacidades, actitudes, conocimientos, valores), que permiten un comportamiento autorregulado, independiente, flexible, creativo y reflexivo.
Definir las competencias como configuraciones psicológicas significa que se contemple la complejidad que emana de la estructura de sus componentes en el orden cognitivo, afectivo e instrumental, lo que en su integración matiza los niveles de desarrollo funcional que se alcanzan en la actuación del sujeto, en la misma medida que se integren con la motivación profesional sustentada en intereses y valores ético profesionales.
Su concreción se apoya en recursos personológicos que le posibilitan al sujeto funcionar con flexibilidad, perseverancia y autonomía para un desempeño profesional sustentable.3 Es preciso entonces tener en cuenta sus múltiples dimensiones y ejes de significación, lo que requiere establecer una red de relaciones parte-todo y explicar su lógica, de manera que permita su comprensión en un marco socio-histórico concreto que tenga implícito el elemento contextual al momento de aplicar los recursos que la persona debe movilizar.
Considerar las competencias como cualidades de la personalidad significa que se configuran como síntesis dialéctica en la integración funcional del saber (conocimientos diversos), saber hacer (habilidades, hábitos, destrezas y capacidades), y saber ser (valores y actitudes), que son movilizados en un desempeño idóneo a partir de los recursos personológicos del sujeto, que le permiten saber estar en un ambiente socioprofesional y humano en correspondencia con las características y exigencias complejas del entorno.3 Tobón 14 comprende las competencias como procesos complejos e integrales de actuación ante actividades y problemas de la vida personal, la comunidad, la sociedad, el ambiente ecológico, el contexto laboral-profesional, significa integrar el saber ser (automotivación, iniciativa y trabajo colaborativo) con el saber conocer (conceptualizar, interpretar y argumentar) y el saber hacer (aplicar procedimientos y estrategias), según los retos específicos del entorno, las necesidades personales de crecimiento y los procesos de incertidumbre, con espíritu de reto, idoneidad y compromiso ético.
De esta manera, al valorar la competencia como proceso complejo se enfatiza en ella como una fusión de saberes en el marco de la multidimensionalidad, donde se hace relevante observar que entre sus elementos constitutivos se expresan relaciones pluridimensionales y complejas, en las que estos interactúan, se transforman y se integran en diferentes niveles de complejidad a partir de las condiciones y características particulares de los sujetos y del contexto.
Al resumir los elementos que distinguen las competencias desde el enfoque sociocultural se puede destacar su carácter integrador, complejo y contextual, ya que ellas expresan una dinámica que permite una actuación responsable y eficaz en situaciones específicas como respuesta a los cambios del momento histórico concreto en que se desempeña el sujeto.
Otro elemento aceptado es que las competencias se forman y desarrollan durante toda la vida activa del sujeto, se relacionan con la capacidad de autorregulación y el autoconocimiento (debe existir un procesamiento metacognitivo con el fin de buscar la calidad en lo que se hace, corregir errores y mejorar continuamente).
En relación con lo anterior puede decirse que su carácter regulador es notorio. También se reconoce que ser competente trae consigo disponer de recursos y estrategias que le permiten al sujeto desempeñarse con flexibilidad, iniciativa, perseverancia, autonomía y perspectiva futura en su actuación, reflexionar acerca de su propia actuación, una visión ajustada de sus posibilidades y límites.
Los autores del presente artículo caracterizan la competencia como un proceso complejo que integra en su estructura conocimientos, valores, habilidades y estrategias, que se relacionan según las condiciones, características y potencialidades de cada sujeto, del contexto y de la actividad específica, los que al ser movilizados por el sujeto, permiten un desempeño autorregulado, independiente, flexible, responsable y reflexivo; la toma de decisiones, el enfrentamiento a conflictos y la reconstrucción de sus estrategias para actuar en la solución de tareas, problemas profesionales y de la vida.
Desde esta definición es posible establecer la distinción de las competencias a través de las relaciones pluridimensionales que se producen entre los diversos saberes (saber, saber hacer, saber ser y saber convivir), motivaciones, potencialidades, recursos y estrategias que posee el sujeto en el contexto social, comunitario, profesional y organizacional en que se desenvuelve.
De esta manera, el concepto de competencia otorga un significado de unidad e implica que los elementos de su estructura tienen sentido sólo en función de sus relaciones sistémicas en un contexto de actuación determinado y aunque se pueden delimitar sus componentes, estos por separado no la constituyen.
A estas ideas se agrega que la competencia es, en última instancia, un reflejo subjetivo de la ininterrumpida interacción del sujeto con el medio, por ello se visualiza en constante transformación y dependencia de las condiciones internas y externas, como un proceso que se configura en su propio desarrollo y que se manifiesta en el desempeño del sujeto que construye, moviliza e integra sus cualidades motivacionales y cognitivas en la regulación de una actuación eficiente en escenarios diversos.
Por otra parte, en la misma medida que el sujeto se apropia de los diversos saberes que integran la competencia en algún ámbito de la vida, debe ser capaz de enfrentar con éxito disímiles situaciones del escenario social en que se desenvuelve, ya sea el educativo, el profesional, comunitario o personal, que le permitirán desarrollarse en estos contextos y transformar la cultura sobre esa base.
Las consideraciones teóricas realizadas permiten resumir que formar un profesional competente significa asumir una visión más integral en la formación de los egresados para que sean capaces de dar respuesta eficiente a la diversidad de problemas y exigencias que el ejercicio de su profesión y la propia vida puedan plantearle, dispuestos a aprender constantemente y poner sus conocimientos en beneficio de la sociedad, reconstruir estrategias para mejorar sus desempeños, actuar de forma autónoma, responsable y comprometida.
Ser competente además, es tener una mente abierta, receptiva, proyectada a la búsqueda incesante de conocimientos; es la integración, organización o estructuración del saber; ser capaz de armonizar la cultura general con el saber especializado; tener una visión profunda de la realidad para poder adaptarse a los cambios; saber actuar de manera pertinente en un contexto particular movilizando estrategias y recursos ante situaciones o problemas complejos.
Estos supuestos, en sentido general, están presentes en el modelo del profesional cubano de las diferentes carreras universitarias, donde la formación integral de los estudiantes siempre ha estado entre las más altas aspiraciones del Estado y se expresa en términos de la necesidad de la formación de profesionales competentes, capaces de enfrentarse a los constantes cambios del progreso científico técnico actual con independencia y creatividad.
Si la formación es el proceso continuo, permanente y participativo que busca desarrollar armónica y coherentemente todas y cada una de las dimensiones del ser humano, a fin de lograr su realización plena en la sociedad; entonces la formación y desarrollo de competencias, a partir de la caracterización asumida en este artículo, puede ser una alternativa para el desarrollo de una formación integral del estudiante universitario.
Todo lo expresado corrobora el gran reto que significa precisar un marco teórico consensuado para un término que evoluciona y se configura con determinados rasgos y perspectivas personales, sociales e históricas, en dependencia del ambiente en que se desarrolla, por lo que se reitera la necesidad de asumir una postura epistemológica que exprese coherencia entre la definición de competencia y los objetivos más trascendentes de la formación profesional en un contexto determinado.
Específicamente el concepto formación es uno de los aspectos que sugiere una reflexión a la hora de trabajar en un enfoque por competencias, resultados de un aprendizaje durante la vida que trascurre en el marco de lo sociocultural y profesional a partir de las potencialidades del sujeto y de la cultura acumulada por la humanidad.
Las competencias se forman y desarrollan a través de la actividad, la comunicación e interacción entre las personas, como construcciones sociales que deben ser internalizadas a través de la educación y la práctica cotidiana en un contexto sociocultural.
Por lo tanto, la formación y desarrollo de competencias es una consecuencia del proceso de asimilación de la experiencia histórico-social acumulada, como un proceso interactivo influenciado, tanto por la cultura como por la actividad de los sujetos. De ahí que la perspectiva del enfoque histórico-cultural de Vigotsky 16 permite comprender la formación y desarrollo de competencias como actividad social, donde juega un importante papel el vínculo entre la actividad y la comunicación como un proceso complejo, resultado de un aprendizaje durante la vida que trascurre en el marco de lo socio-cultural y profesional.
Otro aspecto a tener en cuenta es que, si bien se coincide en la utilización del término competencia en singular, o la expresión profesional competente para significar el desempeño; es preciso realizar la determinación contextual de las competencias asociadas al quehacer específico de los profesionales en formación entre las que pueden mencionarse: gestionar el conocimiento, adaptarse a contextos con exigencias cambiantes, trabajar en equipos, comunicarse, evaluar riesgos, enfrentar situaciones inciertas e inesperadas.
Lo expuesto representa un reto para las universidades cubanas las cuales no poseen un currículo orientado a través de competencias, donde estas se encuentren previamente identificadas para cada carrera universitaria; no obstante, es posible, desde el proceso formativo, implementar acciones académicas, laborales e investigativas, que favorezcan la apropiación de los saberes que connotan la formación compleja de la competencia.
Ello debe concretarse en el proceso docente educativo a partir de una concepción didáctica que deberá garantizar que los alumnos sean capaces de integrar los conocimientos, habilidades, actitudes y valores que exigen los perfiles profesionales, tener en cuenta la atención a las influencias interpersonales como vías para estimular los procesos de socialización de los grupos de estudiantes, uno de los aspectos vitales que favorecerán luego el desarrollo individual de los mismos.
Para la Educación Superior cubana constituye un reto de directivos y educadores que se preste atención a la formación enfocada en las competencias de los docentes y estudiantes, que no sólo pertenecen al ámbito disciplinario y científico, sino también a la comprensión de la realidad social en las que está insertada la formación.
Para que la formación y desarrollo de competencias desde la perspectiva expresada sea una realidad en la Educación Superior cubana es preciso que los docentes universitarios sean capaces de realizar una gestión didáctica centrada en el estudiante, donde se potencie lo formativo, a través de métodos y estrategias docentes que propicien el trabajo en grupo y la colaboración, una actitud positiva hacia el aprendizaje reflexivo y permanente acorde con los valores e ideales del país, sobre la base de una comunicación asertiva.
La formación y desarrollo de competencias en el contexto educativo requiere del diseño y ejecución de tareas de aprendizaje que desde su concepción guíen la práctica formativa del estudiante para la integración armónica de los saberes, con base a sus ritmos de aprendizaje, sus condiciones y recursos personales, en las que se tengan en cuenta las relaciones complejas que se dan en los diversos contextos donde se manifiestan los procesos de la vida o la profesión en congruencia con las competencias a formar en los estudiantes.
Otro elemento importante es trabajar por el desarrollo de formaciones motivacionales, la voluntad de aprender, la disposición favorable y movilización de recursos para la transformación de sí mismos a partir del reconocimiento de sus propias necesidades y las del contexto.
Lo expresado acerca de la formación y desarrollo de competencias pretende abrir la mirada de los docentes universitarios hacia propuestas y metodologías que ajustadas a las condiciones cubanas, hagan posible un proceso docente educativo que realmente responda a las nuevas necesidades y demandas sociales del desarrollo nacional y local, que acerque a los estudiantes a la profesión y a la propia vida.
CONCLUSIONES Una de la misiones de la educación superior cubana es la formación de profesionales que actúen como ciudadanos responsables, competentes, comprometidos con el desarrollo social del país, por lo que el enfoque basado en competencias desde una perspectiva histórico-social del desarrollo humano puede constituir una alternativa para lograr dichas aspiraciones, si ello significa estrechar los vínculos universidad-sociedad, teoría-práctica, flexibilidad para adecuarse a las demandas sociales, a la diversidad de sus estudiantes y a las condiciones específicas en la que se desarrolla la docencia.
Las competencias son procesos complejos que se configuran en su propio desarrollo, integran en su estructura conocimientos, habilidades, actitudes, valores, estrategias, que se relacionan y combinan según las condiciones, características y potencialidades de cada sujeto, del contexto y de la actividad específica para la que se requieren, los cuales al ser movilizados permiten un desempeño autorregulado, independiente, flexible, responsable y reflexivo, la toma de decisiones, el enfrentamiento a conflictos y la reconstrucción de sus estrategias para actuar en la solución de tareas y problemas profesionales y de la vida.
Asumir un enfoque de formación y desarrollo competencias en la educación superior cubana implica la preparación de los profesores y el desarrollo de competencias docentes para gestionar el proceso docente educativo con una concepción integradora, que promueva el interés por el aprendizaje durante toda la vida para lograr la formación de profesionales críticos, reflexivos, autónomos y responsables en su desempeño profesional.
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Recibido : 14/05/2013 Aprobado : 27/02/2014 Nancy Montes de Oca Recio, Doctora en Ciencias Pedagógicas. Máster en Investigación Educativa. Profesora Titular. Universidad “Ignacio Agramonte y Loynaz”. Centro de Estudios de Ciencias de la Educación “Enrique José Varona”.
¿Qué objetivo busca el desarrollo de competencia en el niño?
Buscan el desarrollo integral del individuo, es decir, de sus capacidades intelectuales, de integración y relación social, afectivas y emocionales.
¿Qué son las competencias en educación y que se busca?
En otras palabras, una competencia en la educación, es un conjunto de comportamientos sociales, afectivos y habilidades cognoscitivas, psicológicas, sensoriales y motoras que permiten llevar a cabo adecuadamente una profesión.